Políticas de workfare: desempleo y luchas de clase en Grecia

traducción Alasbarricadas.org

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1. ¿Qué es SKyA? [1]

La Asamblea por la Circulación de Luchas [SKyA] reúne a activistas con distintos orígenes políticos y diferentes experiencias de lucha; desde luchas en el lugar de trabajo a las asambleas de barrio. Su principal objetivo es conectar esas luchas.

Nos reunimos todas las semanas en un centro social en Exarchia, Atenas. No nos fundamos en base a principios ideológicos máximos pero sí con la misma idea sobre el significado de las luchas sociales en el proceso de la transformación de la sociedad y el avance de la revolución social hacia una sociedad sin empresarios ni estado. Dos veces al año (intentamos) publicar una pequeña revista que distribuimos entre el movimiento.

SKyA fue creado a partir de nuestra participación en los sucesos de diciembre de 2008 (marchas, disturbios, sentadas, asambleas, muestras de solidaridad) y mediante el desarrollo de una crítica colectiva de esta experiencia.

Esta experiencia implica el desarrollo de una determinada actitud hacia las luchas en las que participamos: por un lado, una crítica a la orientación partidista de las luchas por las organizaciones de izquierda; por otro, una crítica a la lógica vanguardista por parte de las organizaciones anti-autoritarias y anarquistas. SKyA trabaja para construir una perspectiva colectiva a través de la circulación de diferentes experiencias: conectando teoría con práctica, conectando las formas de acción con el contenido de cada lucha.

Comenzamos analizando nuestras experiencias con el fin de construir una estrategia para vincular diferentes luchas. Nos gustaría contribuir, con nuestras pequeñas fuerzas, al desarrollo de una estrategia antagónica a nivel internacional que sea capaz de responder a las necesidades de los movimientos en los que participamos –movimientos que han surgido a raíz de la crisis económica.

Según ha pasado el tiempo, y a través de nuestra participación en las luchas que han estallado a nivel internacional (movimiento Occupy, parque Gezi), hemos entrado en contacto con compañeros de diferentes partes del mundo. Para nuestros propósitos es necesaria una perspectiva internacional. Pero, de momento no hemos sido capaces de construir relaciones internacionales sólidas. Entre otras cosas, eso es lo que queremos hacer ahora.

Con esto en mente, deseamos compartir nuestras posturas políticas y difundir las luchas en contra de los programas de trabajo para el desempleo cuya implantación ha estado creciendo rápidamente en la Grecia de la crisis. Como asamblea hace unos años empezamos una discusión acerca de nuestras necesidades y problemas en tanto que trabajadores desempleados/precarios. Obviamente, una parte significativa del colectivo pertenece a esta categoría social. La conclusión básica de esta discusión fue que muchos jóvenes normalmente en paro en realidad trabajan de forma continua y bajo malas condiciones. En otros términos, consideramos el desempleo como un nuevo modelo de trabajo.

Durante ese tiempo, algunos de nosotros comenzamos a trabajar en los nuevos programas para el desempleo y a involucrarnos en las luchas por las condiciones de trabajo. Así que, después de informarnos un poco sobre ellos, nos dimos cuenta de que estos programas tenían la misma filosofía que otras políticas para el desempleo que se estaban implementando en el resto del mundo. Llamamos a esta estrategia capitalista “workfare” [n del t: política de prestaciones sociales condicionadas, más adelante se desarrolla el concepto]. Nuestro colectivo considera que la práctica del workfare es muy importante. Hemos publicado dos folletos, el primero unos meses después del comienzo de estos programas explicando en qué consisten y haciendo referencia a las experiencias de lucha contra los mismos, principalmente en el Reino Unido. En el segundo folleto, publicado recientemente, tratamos de analizar el caso griego y las luchas que han surgido en su contra. Pero en primer lugar, tenemos que hablar sobre la situación general de los últimos años en Grecia.

2a. Resumen de la situación en Grecia. Reestructuración capitalista y luchas

Desde el movimiento estudiantil de 2006-07 y la revuelta de diciembre de 2008 hasta el movimiento de las plazas de 2011 y los disturbios del 12 de febrero 2012, fecha en que se firmó el segundo memorándum del Estado griego con el FMI/UE/BCE [la llamada Troika], una multitud de luchas serias trataron de bloquear la reestructuración capitalista. Este ciclo de luchas ha sido derrotado. En el período de reflujo (2012-14), tras la derrota del movimiento, se comenzó a aplicar la política neoliberal en dos direcciones principales: en primer lugar, represión completamente militarizada de cualquier forma de resistencia social [por ejemplo, la huelga es declarada ilegal, se desalojan una gran cantidad de okupas, etc.]. Esta represión se acompaña con la ideología del “desarrollo nacional”. Este desarrollo se supone que vendrá después de la crisis si la sociedad aísla a las “minorías corporativistas que son responsables de la corrupción del Estado griego“. En segundo lugar, la reestructuración del mercado laboral con el fin de reemplazar el anterior marco jurídico de los derechos y las condiciones de protección de los trabajadores, (por ejemplo, los convenios colectivos) con una serie de “formas innovadoras” de precarización del trabajo. Los programas públicos de empleo que se promueven como una lucha contra el desempleo masivo sirven en realidad a esta estrategia de reestructuración capitalista.

Para luchar contra esta estrategia, tenemos que analizar los motivos por los que ha sido derrotado el anterior ciclo de las luchas. Creemos que no ha sido exclusivamente a causa de la moderna represión policial a la que se enfrentaron, sino también a varios límites internos que no fueron capaces de superar: En primer lugar, se produjo el control/mediación de las luchas obreras por los sindicatos burocráticos, que “mataron” todos los esfuerzos para vincular las luchas sociales desde una perspectiva radical. Después, durante el movimiento de las plazas, que fue el el intento más masivo de superar la mediación de los sindicatos y los partidos, la retórica interclasista de la unidad nacional contra el memorándum y la ideología de la “gran noche” (la expectativa social colectiva de que la crisis podría ser “despachada” a nivel gubernamental después de una serie de manifestaciones crecientes) dominaron el movimiento. Esta ideología afirma que podemos poner fin a la crisis en un momento “mágico” de revuelta, en el que el “pueblo” se librará de los políticos “traidores”. Tras la represión militarizada del movimiento de las plazas, esta ideología centró sus esperanzas en que la reestructuración capitalista podría ser bloqueada de forma parlamentaria: Si no podíamos invadir el Parlamento desde las calles, podríamos invadirlo a través de las elecciones, lo que explica en parte el ascenso del partido SYRIZA.

2b. La situación SYRIZA

SYRIZA o la “Coalición de izquierda radical”, que ganó las últimas elecciones ha formado un gobierno junto con ANEL (“Griegos Independientes”). Este último es un partido de extrema derecha nacionalista soberanista, que ahora controla el ejército y tiene varios miembros en otros ministerios. Todavía es un poco pronto para decir grandes cosas sobre lo que se nos viene encima, pero vamos a dar un poco de información para entender el contexto actual. SYRIZA logró ganar las elecciones para una serie de razones diversas, las cuales mencionaremos a continuación:

  1. Su relación con el ciclo de las luchas de 2008-2012 principalmente como agente mediador.
  2. El reflujo de las luchas, tal como se describió anteriormente, llevó a muchos a buscar una solución a través de un cambio en el parlamento. SYRIZA se aprovechó de ello.
  3. Sus promesas a muchos grupos sociales con intereses contradictorios (trabajadores del sector público y privado, agricultores, pequeños propietarios, pequeños empresarios, grandes empresarios, gente religiosa, etc).
  4. Muchas duras medidas del anterior gobierno, por ejemplo, algunos fuertes impuestos sobre la pequeña propiedad.
  5. La práctica disolución del partido PASOK debido a sus políticas anteriores.
  6. Su oportunista retórica patriótica sobre los “pobres de Grecia” y los “europeos desagradables”.

La gente del movimiento vio SYRIZA de muy distintas formas, tanto atacándola como alabándola. Se la ha llamado “de izquierdas con un giro a la derecha, socialdemócrata, medio revolucionaria, lo mismo que lo de antes” y cualquier otra cosa que se nos ocurra. Lo que aquí defendemos es muy diferente. Muy brevemente: proponemos que SYRIZA es un partido que tiene como objetivo mantener el poder a través de la restauración del aparato de representación política y los mecanismos de mediación clase, que estaban fuertemente dañados por el intenso período de 2006 a 2012. A través de la restauración de estos mecanismos, tratará de iniciar la reestructuración capitalista con una aceptación social más amplia. Para iniciar este proyecto de permanencia en el poder ha absorbido gran parte del partido PASOK y su red clientelar.

Mucho de lo que SYRIZA había prometido antes de las elecciones está “congelado” o “reprogramado” para después del “acuerdo con los europeos” con respecto a la deuda, etc. Una deuda que, después de la decisión del 20 de febrero, el gobierno acepta como válida. Esto era de esperar ya que, como ya hemos mencionado, muchos de los grupos a los que se dirige SYRIZA tienen intereses contradictorios y dependen de la clase media y de una parte del capital griego para sobrevivir. Un ejemplo de esto tiene que ver con los programas que nos interesan aquí. SYRIZA antes de las elecciones había prometido detener estos programas porque funcionan sin ningún tipo de derechos para los trabajadores. Ahora es exactamente lo contrario. Estos programas ahora son “buenos” porque dan empleo a los desempleados…

Por otra parte, SYRIZA y el llamado Partido Comunista (KKE) han ganado el poder en varias localidades a través de las elecciones municipales. Esto significa que en las luchas que están por venir vamos a tener que enfrentarnos a “patronos de izquierda”, y de hecho ya han tenido lugar algunas luchas contra los “patronos de izquierda”. De momento, comparando con gobiernos anteriores, al menos a SYRIZA sus acciones le suponen un coste político y, por supuesto, lo debemos aprovechar.

3a. workfare: una definición

Así que, ¿qué es workfare? Es una estrategia inspirada en el neoliberalismo de reforma del sistema de prestaciones sociales para desempleados que fue implementada según la doctrina del estado de bienestar. Tradicionalmente, se concedían prestaciones sociales a personas que buscaban trabajo o no podían trabajar. Con el workfare, todo el mundo que está recibiendo ayudas se ve obligado a cumplir con algunos requisitos para poder seguir recibiéndolas. Estos requisitos están, bien relacionados con ciertas actividades que “mejoran las oportunidades de empleo” (por ejemplo: educación, rehabilitación, experiencia laboral) o actividades de «contribución social» (básicamente trabajo no remunerado o mal pagado). Hay programas de estos tipos en todas partes del mundo [N. del tr. planes de empleo en España].

La dimensión internacional de esta política, aunque no siempre conlleve una copia fiel del modelo, sino más bien una lógica general con variaciones de acuerdo a las condiciones específicas de cada país, es importante por la siguiente razón: mucha gente en Grecia (y no sólo en Grecia) entiende la cuestión de la deuda pública y la crisis capitalista como una conspiración lanzada por las fuerzas extranjeras para herir a nuestra «pobre y honesta nación». Ante esta mistificación nacional, nosotros defendemos la idea de que la reestructuración neoliberal es una estrategia internacional motivada por la reproducción de las relaciones capitalistas, y tiene detrás décadas de análisis y aplicación por parte de la patronal.

Desde el punto de vista del capital, los desempleados o están buscando trabajo y no pueden encontrarlo o no tienen las habilidades adecuadas para ser contratados, ¡pero en ningún caso se les permite acogerse a ayudas de desempleo para evitar trabajar! El primer caso de no encontrar trabajo o «formas pasivas de encarar el desempleo» se relaciona con la idea keynesiana tradicional del Estado de Bienestar: Que el Estado debe ofrecer trabajo y progreso laboral a sus ciudadanos y, si esto no fuera posible (por ejemplo, por malas circunstancias del mercado de trabajo) debe ofrecer una especie de compensación (prestación por desempleo) si la persona en paro demuestra que está realmente buscando trabajo. El segundo caso, en que el desempleado es “culpable” por su incapacidad para encontrar un trabajo (o «formas activas de encarar el desempleo») está relacionado con el concepto neoliberal de trabajo y desempleo (workfare): El mercado «auto-regulado» ofrece oportunidades de trabajo, pero muchos desempleados en el pasado no han trabajado lo suficiente o de la forma que los empresarios querían para cumplir sus requisitos.

En este caso, el Estado debe “ayudar” a los desempleados, subvencionando que «sean educados en el trabajo práctico» o incluso, dado que “es su culpa”, su «condena» debería ser trabajar para la comunidad para ser merecedores de prestaciones y no olvidar «lo que es tener un trabajo». Por lo tanto, el workfare es una forma de imposición de trabajo que está reemplazando a las prestaciones por desempleo. El workfare por lo general requiere mucho más dinero que las políticas del estado de bienestar, un hecho que demuestra lo políticamente importante que es para la patronal el disciplinar a los desempleados y al mismo tiempo modificar drásticamente las relaciones de trabajo existentes.

Pero también existe un tercer caso, cuando el trabajador se quiere relajar durante un período de tiempo y hacer algo distinto que despertarse todos los días para ir a trabajar. Tiene que ver con el «rechazo al trabajo», el tradicional concepto proletario de trabajo asalariado alienado: los desempleados en este caso escogen sobrevivir mediante la recepción de prestaciones sociales y el uso de otras fuentes de ingresos (por ejemplo, de la familia, la economía sumergida, la delincuencia, ahorros, la okupación,…), mientras simula buscar un empleo cuando se lo preguntan los servicios estatales. El workfare viene a declarar la guerra total contra esta práctica cotidiana de millones de desempleados en todo el mundo.

Esto sin duda necesita una aclaración. En el ámbito anarquista/antiautoritario/autónomo estamos acostumbrados a una lectura ideológica del término «rechazo al trabajo», que tiene que ver con los movimientos juveniles de los años 60 y 70 y la contracultura de esa época. El «rechazo al trabajo» se percibe como una «forma de estilo de vida contra la esclavitud asalariada y al conformismo de la clase media». En nuestro análisis no nos referimos a esta «percepción insurreccional», a la «negación del trabajo como un movimiento políticamente consciente», sino a varios tipos de resistencia hacia la explotación laboral que emergen entre quienes se ven obligados a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir.

El «rechazo al trabajo» al que nos referimos es inherente al trabajo asalariado y toma diversas formas (resistencia a la intensificación, al disciplinamiento, a las horas extras no pagadas, etc.), pero también existe fuera del trabajo, en una relación antagónica, donde se alternan períodos de desempleo y períodos de trabajo. Para decirlo en otras palabras, a la patronal no le importa la razón política por la que los desempleados evitan el trabajo. Está, sin embargo, preocupada por el hecho de que los desempleados pueden elegir cuándo van a trabajar o si van a trabajar o no. Este es el sentido en que afirmamos –incluso en tiempos como éste de economía corrupta en Grecia y crisis económica mundial, en los que «mendigar un empleo» se ha convertido en algo habitual–, que el «rechazo al trabajo» como una percepción “desde abajo” no desaparece. En su lugar, la patronal ataca su base material, con recortes en los salarios y las prestaciones por desempleo, los impuestos que gravan la posesión de vivienda propia, el desalojo de okupas y el resto de políticas a las que nos estamos enfrentando en Grecia durante los últimos años y que están haciendo muy difícil nuestra supervivencia.

3b. workfare: historia internacional y situación actual

Como ya hemos mencionado, los programas de empleo son una estrategia capitalista internacional concebida originalmente por los (neo)liberales. Su objetivo directo es reformar el sistema de prestaciones sociales. Indirectamente, trata de modificar cómo conciben los trabajadores el concepto de trabajo. Podemos encontrar estos programas en todo el mundo. Australia, por ejemplo, tiene en marcha un amplio programa, así como Canadá. Desde el este de Asia a Israel se implementan continuamente nuevos programas. En India, por ejemplo, como medida para combatir la pobreza, el gobierno ofrece, en lugar de prestaciones por desempleo, un programa de 100 días de trabajo remunerado por año. Más cerca de nosotros, se puede encontrar programas de workfare en los Países Bajos [Work First, basado a su vez en Wisconsin Works de los EE.UU.], Inglaterra, Alemania, etc.

La experimentación con este tipo de programas comenzó hace bastante tiempo. Los primeros experimentos que siguen esta lógica nos llevan de vuelta a los EE.UU. de los años 30, o incluso la Alemania nazi. A comienzos de los años 70 el workfare tomó su significado actual: que los desempleados trabajen para tener derecho a recibir un subsidio. La ideología de la patronal defiende que este método puede ayudar a los desempleados a encontrar un trabajo permanente y aprender a “no ser parásitos”. Además, se anunció como una especie de caridad que, según la patronal, no modificaría las condiciones estándar en las que se cubren los servicios básicos. Subsiguientes investigaciones [2] (Reino Unido, Estados Unidos) han demostrado que no se consiguieron los objetivos proclamados por la patronal. Poca gente encontró un trabajo permanente después de realizar el programa e incluso aumentó el porcentaje de personas sin hogar. También mostró que a menudo estos programas se utilizan para reemplazar trabajadores permanentes con trabajadores precarios más baratos y disciplinados. Estos programas fueron y son utilizados tanto en el sector público como en el privado. A veces incluso se implementan con el apoyo de los sindicatos.

En varios lugares, hay gente –politizada o no– que ha logrado no trabajar aprovechando el estado del bienestar. Hay ya una larga historia de cómo la patronal ha intentado modificar este hecho, y una parte de ese esfuerzo (que muchas veces va de la mano de las medidas de austeridad) se realiza mediante los programas de workfare. Estos programas no siempre se aplicaron fácilmente y sin costes. Hubo muchas reacciones contra los mismos, muchas veces espontáneas e invisibles para las personas no implicadas. Los ejemplos históricos de las luchas varían, pero por razones de espacio sólo mencionaremos brevemente algunos del Reino Unido.

A partir de 1996 hubo bastantes luchas locales en el Reino Unido, en contra de un programa llamado “Proyecto Trabajo”. Tal vez la única campaña exitosa en contra de este proyecto tuvo lugar en Brighton. En Brighton ya había organizadas personas politizadas a raíz la experiencia de los disturbios contra el Poll Tax en la década de los 90. Muchos de ellos se consideraban a sí mismos como representantes de un proletariado que renegaba del trabajo. Vieron estas reformas como un ataque en su contra, llevado a cabo por el capital y sus representantes. En este caso, identificaron como representantes del capital a los empleados “permanentes” de los servicios de bienestar. Pronto se hizo evidente que su lógica de negación del trabajo realmente se practicaba mucho, pero las personas que la llevaban a cabo no lo hacían con la idea de estar haciendo política. La mayoría de la gente preferiría utilizar las prácticas de negación del trabajo con el fin de mejorar su vida, ser capaces de elegir cuando trabajan, y tener algo de tiempo libre. No como una estrategia para “organizar la clase”.

Uno de los métodos más característicos de lucha que utilizó este grupo fue el método llamado “los tres avisos”. Advertían dos veces a los empleadores que eran conocidos por su comportamiento inaceptable con los desempleados. Si el comportamiento persistía colocaban carteles por todo el barrio invitando a que cualquiera diera una paliza a estos empleados. Esto tuvo éxito con la mayoría de empleadores cuyo comportamiento era extremadamente explícito. En la mayoría de los casos los proletarios fueron completamente indiferentes a estas llamadas a la acción.

En torno a 1995-6 hubo reacciones por parte de los trabajadores de los servicios de desempleo contra el esfuerzo del gobierno de convertirles en soplones y evaluar su eficiencia en disciplinar a los desempleados. Hubo una huelga en contra de la segunda medida. Afortunadamente el pequeño grupo de demandantes de empleo de Brighton logró conectar con los trabajadores de la oficina de desempleo local. Juntos crearon el grupo “Brighton Contra los Recortes de las Prestaciones”. Los miembros del grupo de demandantes estaban participando en bloqueos junto con los trabajadores, y aunque no eran muchos, podían bloquear los servicios todo el día gracias a su complicidad con los trabajadores. Cuando el bloqueo estaba en marcha, los trabajadores se ceñías a unas reglas burocráticas y cerraban el sistema. Más tarde, en 1997, se las arreglaron para organizar ocupaciones de oficinas.

De estas luchas nos interesan y nos quedamos con dos lógicas distintas, ambas con sus pros y sus contras. La primera de ellos -los tres avisos- parecía más radical, pero falló porque se basa en una lógica vanguardista. La de activistas politizados, concienciados que actúan por los trabajadores o los desempleados, a la espera de que éstos comprendan la verdad y les sigan. El segundo método -organizar las luchas junto con los trabajadores- logró algunos éxitos, así como creó algunas relaciones y una experiencia que se mantuvieron en el tiempo, pero al final fracasó porque al final, los sindicatos lograron controlar las acciones.

Más recientemente, en 2012-13 tuvieron lugar otras luchas cuyo objetivo eran las empresas que utilizan a las personas desempleadas como trabajadores baratos o incluso no remunerados a través de estos programas. Estas luchas recientes han tenido cierto éxito porque las empresas tenían mayor descrédito político que el estado, e hicieron visible cómo el estado impone el trabajo no remunerado a los desempleados.

También se mostró –como observaremos también en el caso griego– que el gobierno y la patronal prestan atención a estas luchas, incluso si son pequeñas, algo que nos muestra la importancia de estos programas para el capital.

4. workfare en Grecia

Ahora, volvamos a Grecia. Hace tres años, un exministro de finanzas escribió un manifiesto llamado “Poner a Grecia a trabajar de nuevo“, que afirmaba que todos los jóvenes de 17 a 23 años debían participar en un “programa de aprendizaje” en las fábricas y lugares industriales durante dos veranos, pagándoseles únicamente “los gastos”, es decir, la comida y los viajes. De esta manera, afirmaba, “van a adquirir algunas habilidades y van a entender lo que significa el trabajo”. Mientras tanto (2012-13), el gobierno de ND-PASOK (una alianza de la derecha conservadora con los ex-socialdemócratas) ponía en marcha dos nuevos programas de empleo de emergencia, financiados por la UE, que materializaban estas ideas de los think tanks de la patronal.

En primer lugar, tuvimos el programa de “servicio comunitario”. Algunos miles de jóvenes desempleados (edades entre 18 y 29 años) de toda Grecia fueron contratados en el sector público por un período de 5 meses, por 625 euros al mes, que no fueron pagados como sueldo mensual, sino en 3 cuotas. Estas personas fueron llamadas “demandantes” y por supuesto no tenía los derechos típicos de los trabajadores comunes, por ejemplo, no se les pagaban los días que estaban enfermos, no tenían derecho a la huelga y demás. Los “demandantes” eran empleados por un contratista, en su mayoría ONGs o el instituto de la GSEE, la principal federación sindical de trabajadores griegos, que estaba haciéndose con un porcentaje del dinero de la UE (3-5%) por su colaboración. Después hubo un programa con la misma filosofía para el sector privado llamado “voucher [ticket, cupón] de entrada al mercado laboral para los jóvenes desempleados de 18 a 29 años de edad”. Fueron contratados para “trabajar en prácticas/permanecer en las empresas” por un período de 5 meses a través de un contratista que primero les formaba durante un mes en lo que las empresas solicitaban. A los llamados demandantes también se les pagó una pequeña cantidad de dinero, dividido en 3 pagas (entre 400 y 500 euros si se hubiera pagado como salario mensual).

Desde el principio los “demandantes”, organizaron luchas contra el hecho de que las ONGs no les pagaban mensualmente. Ha habido una gran cantidad de asambleas auto-organizadas de “demandantes” que convocaban manifestaciones, huelgas de celo (“huelgas blancas”) y visitas a las oficinas de las ONGs exigiendo su salario. En algunos casos, sindicalistas de izquierda del sector público expresaron su solidaridad hacia este tipo de acciones, ayudándoles a organizarse de una forma más formal desde el punto de vista sindicalista, algo que creemos que es muy importante, si tenemos en cuenta la distinta situación en la que se encuentran “los demandantes” y los “trabajadores normales”. Por otro lado, en los “programas de vouchers” del sector privado, donde hay una ausencia de organizaciones sindicales, y los “demandantes” y trabajadores están mucho más aislados dentro de distintas pequeñas empresas, fue más difícil organizar acciones colectivas. Así que en el sector privado, lo que hubo fueron reacciones más personalizadas contra el “ping-pong” entre las ONGs, las empresas y la Organización Central de desempleo (OAED) cuando alguien planteaba la pregunta, “y cuándo nos vais a pagar?”. Mientras tanto, miembros desempleados de SKyA, entre otros grupos e individuos, contribuyeron a la formación de una asamblea compuesta únicamente por trabajadores de estos programas. Esta asamblea de trabajadores del “servicio comunitario” (“synekoh”) organizó una manifestación en la oficina central de la Autoridad de Asistencia al Trabajo, exigiendo tener los mismos derechos que los demás trabajadores, obteniendo la respuesta habitual: “no sois trabajadores, sino demandantes”.

Todas estas pequeñas luchas consiguieron que los “demandantes” cobraran con más rapidez que lo que las burocracias de la ONGs decían considerar como “lo normal”. Pero más importante aún es el hecho de que al año siguiente el estado cambió la ley para estos programas. En el sector público, las ONGs fueron expulsadas de los mismos. Pensamos que esto sucedió debido a que al “típico estilo griego” sólo estaban interesadas en tomar el dinero de la UE, pero no eran capaces de cooperar eficazmente con las autoridades estatales. Así, el segundo año (2013-14) la Organización Central de Desempleo (OAED) se convirtió en el Gran Jefe responsable de organizar los programas eficientemente y se las arregló para pagar a los “demandantes” del sector público cada mes, algo que podemos considerar como la primera victoria de las luchas del año anterior. Por el contrario, en el sector privado, debido a la falta de luchas colectivas que hemos mencionado anteriormente, el pago a los trabajadores continuó dividido en tres tramos, lo que significó que a los jóvenes trabajadores se les pagaba la mayor parte de su salario prácticamente después de haber finalizado su trabajo.

Afortunadamente, en el segundo año de los programas de “servicio comunitario”, tuvieron lugar, una vez más, algunas pequeñas luchas. Los trabajadores del “servicio comunitario” participaron en las asambleas autoorganizadas en el lugar de trabajo del sector público en el que estaban asignados y en sus exigencias fueron mucho más allá del pago mensual, que consistieron en su mayor parte en derechos laborales de los que fueron excluidos (por ejemplo, dos días de descanso al mes, seguro médico, cobro del salario del día que enfermaban, etc.). Asimismo, vimos un montón de reacciones en contra de la decisión del OAED de eliminar de su lista de ayudas a los desempleados que se negaban a participar en los programas de “servicio comunitario”. Para nosotros en SKyA, esta regulación confirmó lo que ya estábamos diciendo sobre las políticas de workfare: que constituyen una política de imposición del trabajo.

El punto álgido de estas luchas fue una manifestación en las oficinas centrales de la Organización para el Desempleo (OAED), donde unas 150 personas exigieron sus derechos laborales y la abolición de la regulación que eliminaba del registro de la OAED a quienes se negaban a trabajar en el lugar, la hora y el puesto de trabajo seleccionados por la OAED. Por ejemplo varios desempleados fueron seleccionados para trabajar como revisores en el transporte público, un trabajo que fue ampliamente rechazado por ser una forma caníbal de recaudar dinero. Con estas demandas, ocupamos el edificio central de la Organización por tres o cuatro horas. Más de 100 personas presionaron al director del OAED, quien afirmó que la responsabilidad de las políticas centrales no eran suyas, sino del gobierno. Sin embargo, la OAED retiró la norma por la cual se eliminaban de las listas de desempleados a quienes rechazaban el workfare.

Después de eso hubo otra importante lucha en Kesariani, un distrito de Atenas, donde fue despedido un trabajador del servicio comunitario por no aceptar el puesto en que le había situado el ayuntamiento, que era diferente de lo que había firmado. La asamblea local de barrio, junto con SKyA, synekoh, sindicatos de base y otras asambleas barriales llevó a cabo una lucha exigiendo a las autoridades del distrito que readmitieran al trabajador y también dos días al mes de descanso para todos los trabajadores de servicios comunitarios, al igual que los trabajadores normales. Después de ocupar el edificio del distrito, retuvimos al alcalde hasta que satisfaciera nuestras demandas. Lo que, de hecho, sucedió, y fue el primer ejemplo de una lucha de los trabajadores y desempleados en la que “los reclamantes” lograron ser pagados y tratados como trabajadores normales, a pesar de que estaba en contra de la lógica estructural del programa y la política del OAED.

A raíz de las luchas por los derechos laborales antes mencionadas, el estado hizo algunos pequeños pero significativos cambios en la ley de este año con respecto a los programas de servicio a la comunidad. Los cambios institucionales tenían que ver con las reivindicaciones de las luchas que hemos mencionado. A los “demandantes” en trabajos pesados e insalubres se les dio el derecho de obtener un seguro médico. También fueron reconocidas las cotizaciones que tenían que ser asignadas al seguro de los respectivos colegios para ingenieros, médicos y abogados. En cuanto a los desempleos de larga duración que ya tenían el seguro médico cubierto por la OAED, su seguro se mantiene hasta la expiración del período de los programas. (En Grecia para obtener cobertura médica hay que trabajar dos meses y luego esperar tres meses más debido a la burocracia, por lo que los trabajadores del “servicio comunitario” en la práctica obtenían el seguro al finalizar los 5 meses de periodo de trabajo). Por último, por primera vez, el derecho a baja por enfermedad fue reconocido para los “demandantes”, a condición de que la persona enferma trabajara al final del programa la misma cantidad de días que los que estuvo enferma. Sin embargo, a pesar de esto, la ley establece claramente que las disposiciones de la legislación laboral no se aplican a los “demandantes”.

5. Conclusiones

Para el capital la crisis actual representa simultáneamente una necesidad y una oportunidad de reestructurarse para aumentar la acumulación. Por supuesto, esta reestructuración afecta directamente a nuestras vidas. Vemos que el workfare tiene un papel fundamental que desempeñar en la estrategia internacional del capital sobre el trabajo asalariado. El fenómeno no es exclusivo de Grecia ni debido a sus circunstancias actuales. Se implementan nuevos programas por todo el mundo. La patronal nos quiere devaluados y disciplinados, disponibles para lo que quieran cuando quieran. Y por si fuera poco, lo presentan como si fuera una especie de obra de caridad. Muchos de nosotros ya no tendremos la posibilidad de elegir trabajar cuando queramos, en lo que elijamos y con un sueldo decente. Una nueva percepción del trabajo viene a pisar nuestras derrotas. Un ejército de burócratas, periodistas, policías, políticos hacen todo lo posible para asegurarlo, y lo hacen bien. Sin embargo, su plan también es vulnerable. Nuestras experiencias en Grecia, y las experiencias de tantos otros, nos muestran lo siguiente:

Nuestras luchas importan

Aun cuando parecen menores, aunque muchas veces nos parece que perdemos, o nos vemos pequeños ante lo que nos tenemos que enfrentar, a los patrones le molestan nuestras acciones. En Grecia, como probablemente también en otros lugares, las luchas causaron varios cambios en los programas. En cuanto a las luchas en Grecia, vimos que los trabajadores precarios no se pueden organizar con éxito a través de las formas tradicionales del movimiento obrero. Los sindicatos, por ejemplo, incluso si son combativos, autoorganizados, etc, no sirven para que se expresen directamente los trabajadores precarios. No es fácil mantener una forma estable y preestablecida de organización cuando cambias de trabajo constantemente. Ni cuando se te considera distinto de otros trabajadores, o incluso ni siquiera se te considera un trabajador, ni cuando puedes ser despedido en cualquier momento y ser apartado de las ayudas y eliminado de sus bases de datos de desempleo. No tenemos una solución mágica para proponer cómo organizarnos. Comprobamos, sin embargo, que las formas de los programas y sus condiciones locales varían, por lo que nuestros métodos tienen que variar también. Contamos con la experiencia de algunas formas de acción que funcionaron mejor que otras.

Asamblea para la Circulación de las Luchas

  1. En primer lugar, los participantes en los programas tienen que actuar ellos mismos. De no ser así, las acciones tendrán pocas posibilidades de atacar el núcleo de la estrategia de la capital.
  2. Las luchas tienen más probabilidad de éxito cuando los participantes conectan entre sí; entre ellos, con trabajadores estables y con otras personas. Aún mejor, se obtienen mejores resultados cuando se logra conectar con otras luchas.
  3. En Grecia, y a veces en otros lugares [Reino Unido, por ejemplo] ayuda mucho la organización a nivel de barrio. Las asambleas barriales y los grupos locales pueden ayudarse y luchar juntos. También es una forma de difundir la experiencia de la lucha.
  4. Lo que hacemos en un lugar de trabajo deja un paradigma allí. Incluso si dejamos el lugar de trabajo, los demás trabajadores y los jefes recordarán la experiencia.
  5. Es vital que compartamos nuestras experiencias y difundamos las de otros. Ayuda a saber a lo que nos tendremos que enfrentar, y siendo conscientes de las similitudes y las diferencias de nuestras circunstancias, a evitar caer en los mismos errores y a conectar nuestras luchas.

Nos referimos a comunidades en lucha; no nos referimos a formas políticas tradicionales (por ejemplo, colectivos anarquistas, asambleas políticas, centros sociales, etc.), sino a comunidades activas de personas con los mismos intereses y deseos de la clase. En otras palabras, es crucial que los sujetos políticos participemos en las luchas por nuestros derechos junto con compañeros de trabajo no politizados. Además, para nosotros es más que deseable conectar las luchas, tanto a nivel local como a nivel internacional, lo que suena bien en teoría, pero es muy difícil de hacer en la práctica. Queremos empezar con cosas simples, no haciendo grandes promesas o creando estructuras que estén vacías, sino creando conexiones y relaciones y compartiendo experiencias que puedan mostrar prácticas y soluciones que nos ayuden a ser más fuertes. Nuestro objetivo es ser capaces de hablar de estrategias internacionales, no únicamente de las del capital, sino de nuestro propio futuro.

Notas:

[1] http://skya.espiv.net/2011/12/01/assembly-for-the-circulation-of-struggles/

[2] http://www.theguardian.com/news/datablog/2012/nov/27/data-work-programme-failures

http://libcom.org/library/aufheben/pamphlets-articles/dole-autonomy-and-work-re-imposition-an-epilogue

http://research.dwp.gov.uk/asd/asd5/rports2007-2008/rrep533.pdf

http://falseeconomy.org.uk/blog/the-cruel-truth-about-us-workfare

——

http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/35757

24/02/2016

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